BLUE BIRD V. MALCOLM CAMPBELL. 1935
Al otro lado de la acera, enfrente mismo de dónde nací, hay desde hace décadas una cafetería con el nombre de Blue Bird. Si a esto le sumas que cuando tenía cinco años, mi vecino Alberto me reveló que el coche más rápido del mundo era el Pájaro Azul, comprenderéis mi curiosidad al respecto de este vehículo. Pero resultó que no era uno, sino varios vehículos diferentes (dejando el misterio de la Trinidad en una versión de multiplicidad muy moderada). Este de la foto es el, a mi gusto, más bonito de los modelos de Bluebird de los que preparó Malcolm Campbell, su arriesgado conductor. Con él batió el récord del mundo de velocidad en las arenas de Daytona, aunque antes ya lo había hecho varias veces con otras versiones. No obstante, creía que el coche daba para más y cambió el arenal de Daytona por un desierto salado en Utah, donde consiguió su último récord terrestre, alcanzando las 300 millas por hora. Luego se dedicó, con éxito, a batir el récord de velocidad en agua, conservando el mismo mítico nombre para sus lanchas. Su hijo, Donald, siguió sus pasos, pero perdió la vida en un intento con una lancha llamada, como no, también Bluebird.
El coche hoy en día se conserva perfectamente y aunque está en un museo en Daytona, ha viajado a Europa varias veces.
Y un posavasos del local que todavía hay enfrente de donde nací:
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