BARAKALDO CINEMATOGRÁFICO
Los que somos cinéfilos, aunque sea de cuarta categoría como es mi caso (ya que me he propuesto ver una gran obra todas las semanas, pero indefectiblemente acabo dormido), tendemos a ver referencias cinematográficas en cualquier lado. Es más, no solo soy cinéfilo, sino que también soy actor frustrado. ¡Efectivamente! Cuando tenía veinte años, donde yo estudiaba convocaron un “casting” para una película de Montxo Armendáriz (“27 horas”). Había que llevar un traje de baño, que yo llevé puesto de casa pues tampoco era cuestión de desnudarse por exigencias del guion antes de estar contratado. Cuando llegué, miré de reojo a los contrincantes, otros tres estudiantes, entre los que uno llamaba la atención por su cabello rubio. Allí había un serio rival. Llevaríamos esperando una media hora cuando salió un chico y nos dijo: “No va a venir nadie.” Así, de esta forma tan poco noble acabó mi incipiente carrera cinematográfica (y la del rubio). Tampoco sé si hubiera dado el perfil, pues era una película de drogadictos y todavía no he probado mi primer porro. No obstante, la que de verdad salió perdiendo fue Maribel Verdú, que por este fiasco no ha llegado nunca a conocerme, y mira que le hubiera dado facilidades… pues era la protagonista de la película, no por otra cosa.
Comentarios
Publicar un comentario