¡DE BARAKALDO, JOLÍN!

Después de un mes de vacaciones, continuamos por aquí al son de la música para mantener, al menos, un poco de alegría. Pero esta vez pasamos de la imagen guaperas de Paul Mc Cartney a la no menos característica de Baldomero Álvarez, “Baldo”, componente de Los Chimberos (no confundir con los Chunguitos o los Chichos, por favor). Y ahí donde lo tenéis, si las fuentes son fidedignas, le cabe el inmenso orgullo de haber compuesto la canción bandera de nuestro pueblo, “De Barakaldo, jolín”. En sus años de mayor popularidad, Los Chimberos estaban integrados por nuestra estrella, “Baldo”, cuya familia tenía un bar en la calle Zaballa; Jesús Ibarra, “Narru”, de la calle Arrandi (aunque cometió el error de nacer en Igorre); Iñaki Mangado, del barrio de Cáriga y Josetxu Ferrer, fichaje madrileño al que hemos puesto con “tx” para disimular. Un cóctel de tres partes de Barakaldo y una de madroño para rebajar. Pero ojo, que no sería raro que haya habido alineaciones del Athletic con menos vizcaínos que esta.

A modo de curiosidad recordaremos que en su mejor época Los Chimberos trabajaron en la Vuelta Ciclista a España, donde además de cantar, incluso colaboraban en los avituallamientos de los ciclistas. Como las ruedas de las bicis, realizaron giras por numerosos países de Europa y América. Compartieron tablas con Mari Fe de Triana, Luis Mariano, Estrellita Castro, Carmen Sevilla y otras estrellas de ese pelo. Si, ya sé que no son AC/DC, ni siquiera Iron Maiden, pero es que sus estilos no casaban bien. Los australianos llegaron a incluir una gaita en una canción (It´s a long way to the top), pero no tuvieron valor (iba a decirlo de otra forma) de meter un acordeón. Unos “rajaos”.

También cuentan que Baldo se parecía a Manolete, condición de la que abusó en alguna ocasión saliendo al escenario vestido de torero. Pero Islero en aquella infausta tarde ya se había encargado de que no hubiera posibilidad de error.
Y aunque os pueda parecer un tema menor, tampoco me puedo olvidar de que en su visita a Uruguay, estuvieron en el club Peñarol, famoso en el mundo entero por lucir los mismos colores que nuestro Baraka.

Y volviendo a la canción, como anécdota personal, os contaré que en 2002 visitamos una ciudad del norte de Francia llamada Deauville, lugar famoso por su casino, su hipódromo y su campo de golf. Vamos, un lugar totalmente adecuado a nuestro nivel, ya que vivimos en la calle San Vicente. Al llegar y aparcar, una señora, al ver la matrícula del coche, nos preguntó si éramos de Bilbao. “No, de Barakaldo”, dije yo con tono solemne. “¡Ahí va, de Barakaldo chucuchú!”, respondió ella emocionada. Le faltó tiempo para confesar que su primer beso… lo había dado en nuestro pueblo. Los años que llevaba en Francia la fallida intérprete le habían cambiado ese bonito “cus cus cus” final por ese otro ligeramente transformado. Tampoco sería de extrañar que, con el tiempo, también la cara del chico hubiera aguapado en la imaginación de la señora. Sea como fuere, hay que reconocer que esa curiosa coletilla le ha dotado a “Barakaldo, jolín” de una singularidad inconfundible y ha quedado asociada para siempre a nuestra localidad. A eso lo llamo dejar huella.

(fuentes Barakaldo Digital y Chimberos.es)

Comentarios

  1. Como siempre ...GENIAL!Me encanta como te expresas y la fina ironía que gastas

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    1. Gracias, pero suelo recordar que, según José María García, el halago debilita.

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