La primera vez que pisé Madrid fue porque el coche de mi padre se recalentó al atravesar dicha ciudad, camino de Torremolinos. Tenía diez años y los únicos pasos que di fueron en un solar donde aparcamos en espera de que se enfriara el automóvil. Tuvieron que pasar quince años para que volviera a hollar la urbe madrileña. En esta ocasión, me tomé un café en una parada obligada por ser ciudad de tránsito en otro viaje. Tres años después, por fin, la visité durante tres días, que me supieron a poco. Luego, a un amigo le destinaron a las afueras de la capital, gracias a lo cual pudimos ir, una vez al año, a coste cero en alojamiento, que es un coste bastante asequible. Pero el citado amigo se liberó de su exilio madrileño al poder escoger un destino en Bizkaia. ¡Vamos, que se nos acabó el chollo! No obstante, echando la vista hacia atrás, veo que casi todos los años (antes de la pandemia, claro), por una u otra excusa, acabamos yendo unos días a Madrid. Esta ciudad me encanta, posiblemente por no vivir en ella, pues, además de la ingesta del cocido propio del lugar (que cae por rigurosa ley no escrita), el paseo por sus calles siempre te muestra algo interesante. Ahí van unas fotos de uno de los viajes, con las que pretendo demostrar esto último.
Edificios, estatuas, monumentos... Hay quien dice que ver piedras no tiene ningún atractivo. No lo veo así.
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En esta iglesia se casó Lope de Vega y Quevedo también anduvo por aquí (no recuerdo haciendo qué). Por eso la saqué, no por otra cosa. |
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La Juventud Baila. No vimos a Fradejas, pero quién no quiso estar alguna vez en el Joy Eslava, antiguo teatro Eslava. |
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El Tío Pepe, siempre posando para la foto. |
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Estas cosas siempre me gustan, rompiendo la monotonía de las calles (cuando es así, que no era el caso). |
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Madrid, ciudad del amor. No es Times Square ni yo soy tan buen fotógrafo, pero ahí queda. |
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Y decía "ciudad del amor" pues aquí también se ha impuesto esa costumbre chorra (y perdón por la palabra) de los candaditos de marras. |
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Si es que hasta los trenes parecen besarse.
Claro que, si la calle está decorada casi pornográficamente, es normal que anden revueltos (Casa de la Panadería, en la plaza Mayor). |
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Las cerezas no sé si están relacionadas con el amor o el sexo, pero estas estaban a veinticuatro euros el kilo. Mercado de San Miguel, sumidero de turistas (y entre ellos, nosotros). |
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Pero no podemos negar que en Madrid se está como en casa. |
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El azulejo de la derecha significaba que la casa estaba registrada (a la fuerza) para acoger a funcionarios ( por aquello de estar la Corte allí). Tenían obligación de dar cobijo al que allí se presentara acreditando dicha condición. En un absurdo cambio de normativa, esa legislación ya no está en vigor. |
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Casa Botín. El restaurante más antiguo del mundo (con diploma de Guinness en el escaparate). Por allí anduvieron, entre otros, Galdós (que lo saca en Fortunata y Jacinta) o Gómez de la Serna, puesto como reclamo. Todavía no hemos entrado nunca, pero parece obligado hacerlo alguna vez. |
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Castelar, famoso orador, al que aquel día, salvo yo, nadie parecía hacer caso. |
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Casa museo de Sorolla, un hombre que sí pintaba algo en su casa. |
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No solo hay antiguallas. Aquí un ejemplo de arquitectura altiva y moderna, pero que nos vigila. |
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Museo de escultura al aire libre en la Castellana. En este caso, Chillida al habla (el mazacote estuvo unos años sin ponerse, pues decían que hacía peligrar la estructura). Uno de los autores del puente fue el hermano de Fernández Ordónez, el del divorcio, autor también de la pasarela de Deusto. |
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El antiguo ABC ha sido reconvertido en un centro comercial. |
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Mao, objeto de consumismo capitalista. ¡Vaya final! (como decía Barricada). |
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Leyendo placas, te encuentras con la Historia. He aquí un ejemplo. Eso sí, has de ser culto, que te ponen los números en romano. |
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Y es que en Madrid no solo estás como en casa, ¡estás en familia! |
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Por la calle te encuentras todo tipo de referencias. Esta es la del de los billetes de 10.000 pesetas. Un tío que valía mucho, pero prefiero encontrarme billetes,. Llamadme prosaico. |
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La sede principal de Correos y actual ayuntamiento de Madrid. Su principal valor: haber sido obra (compartida) de uno de los que hizo la sede de Correos de Barakaldo: Otamendi. |
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El Paseo del Prado, el más caro del Monopoly; la calle de Alcalá, la del chotis, y el resto, ejemplo máximo de conjunto de museos, casi insuperable. |
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La sala pictórica más importante del mundo, a mi juicio, con el cuadro más singular, Las Meninas. Al de poco, me dijeron que no podía sacar fotos (la vez anterior sí se podía). Obedecí, aunque no comprendo la medida. |
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El perro de Carlos I (y no lo estoy insultando) parece que algo se olía. |
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¡Todavía no comprendo como no me han llamado! Me da que esto es lo más cerca que voy a estar. Que apechuguen si luego dicen que es una institución rancia.. Si van desperdiciando las oportunidades que se les ofrecen... |
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Ya os decía que se está como en casa. No sé qué más ejemplos queréis. |
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Interesante reflexión en un bonito café, el Comercial, muy propicio para la tertulia clásica. |
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El teatro Barceló, del gran Gutiérrez Soto. Racionalismo años 30 con toque art decó. Mi arquitectura preferida. Durante años fue Pachá Madrid, aunque afortunadamente ha vuelto a su función primitiva (aunque para gente menos primitiva). |
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La sede de la temible SGAE, que se ha buscado un gran palacete con sus ingresos. No vi al rey del pollo frito por allí. |
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Bonito el nombre de la calle y bonita referencia. |
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En las Salesas Reales nos topamos con la tumba de un rey, Fernando VI (y su mujer), que, por tanto, no están en El Escorial. También estaba la tumba de uno de los espadones más importantes del siglo XIX, O'Donnell. |
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El motivo real del viaje fue ir a la Warner. Todo lo anterior lo he puesto para disimular. Exhibición de especialistas. Yo también saqué el carnet a la primera (aunque no conduzco más de cien kilómetros al año, los años que lo hago). Vamos que si me pongo... |
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Y decíamos, de Madrid al cielo. Por eso cierro con esta foto, pues parece que es hacia allí donde van estos viajeros. En esta atracción, tan poco atractiva para los prudentes, también me monté yo, arriesgando mi vida, ya que con mi edad hay que empezar a no agitar mucho el cuerpo. |
Comparto tus gustos por la capital del reino. Llevamos unos cuantos años que todos los años le hacemos una visita y siempre hay algo que nos sorprende...La última a finales de febrero del año pasado con la pandemia pisándonos los talones. Todavía igual podemos cumplir este año si superamos los miedos...
ResponderEliminarNos lo están poniendo difícil, la verdad.
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