La última semana antes del confinamiento por la pandemia fuimos a ver un espectáculo al bilbaíno Campos y a la salida le conté a mi hijo, aunque ya se le habrá olvidado, que detrás de Correos (uno de los mejores edificios de Bilbao, por cierto) se encontraba la Sala de Fiestas Pumanieska, a la que mi madre fue alguna vez hará sesenta años, cuando ella tenía unos veinte. El nombre no sé de dónde viene, pero me suena a espía rusa (y por tanto, guapa) y, aunque he buscado en la red algo de información, ha sido poco lo que he encontrado. Textos escasos, unas pocas fotos que echar al disco duro y apenas unas imágenes de un prospecto. Eso es lo que ha quedado de un sitio que, imagino, haría furor en su momento. Dicen que en aquel entonces había muy pocos locales de este tipo en nuestra capital y había hasta actuaciones en directo venidas directamente del extranjero, haciendo de este local lo mas “cool” de Bilbao, que se diría hoy. Para hacerme una idea, tengo que pensar en una película de Marisol y poner como música alguno de aquellos ritmillos sesenteros con trompeta incluida. Por mi parte, como la perseverancia es una virtud, a mi hijo se lo volveré a decir la próxima vez que pasemos por ahí, aunque me llame pesado. Así hasta que se lo aprenda...
(Escrito originalmente a principios de marzo de 2020. No teníamos ni idea de lo que venia...)
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Estaba donde ahora está la clínica Euskalduna, en el número 10. |
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Una de las escasas fotos del interior que he encontrado. El grupo Sonartis tocando allí entre finales del 66 y principios del 67. |
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Decía que estrellas extranjeras pasaron por su escenario. Este, Ennio Sangiusto, que todavía vive, estuvo en el Festival de San Remo y, lo más impactante que he encontrado, ¡es una de las voces de la familia Telerín! |
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Otra foto de Sonartis. |
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Los Tres Sudamericanos, Sheila Reinolds (no confundir con Estela, la de "La que se avecina") o el citado Ennio. |
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Cerramos con la Nochevieja del 67 con Sonartis de cuya página he tomado estas fotos. |
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