BARCOS, GRÚAS, MUELLES Y DEMÁS RESORTES

Hace cinco años hacía soleado (¿os acordáis del sol?) e hicimos una gran visita fluvial por la Ría. Esto es lo que escribí entonces y que hoy me apetece recordar: 

Gracias a que un 8 de diciembre de hace más de cuatrocientos años los Tercios de Flandes ganaron la batalla de Empel contra todo pronóstico (jugaban fuera de casa y fue un 2 en la quiniela), hoy hemos disfrutado de una jornada festiva que no ha parecido tal, ya que me he tenido que levantar antes de las 9. Pues bien, este sacrilegio ha tenido su explicación. El Ayuntamiento de Barakaldo, sumándose con disimulo a la efeméride, nos ha obsequiado con una bonita excursión en barco partiendo de la dársena de Portu (Barakaldo) hasta los límites del Abra. Como ha sido gratis, los diez euros por barba que calculábamos que nos iba a costar, los hemos invertido luego en unas raciones de rabas y sus correspondientes aperitivos líquidos, que todos tenemos que hacer nuestro esfuerzo en pos de la mejora económica. Antes de partir, un Churruca (y no es el de los pepes o maíces) en la ficción nos ha contado cómo se transformó la Ría, antaño flanqueada por verdes prados, en una esforzada sucesión de muelles y diques preparada para la exportación de hasta el 10% del acero mundial, gran parte de él hecho en nuestro pueblo. Estaréis conmigo en que la visión del bueno de Churruca fue esencial (no en vano se llamaba Evaristo, que te he visto). El gasolino nos ha llevado al centro de la Ría y allí hemos tomado al abordaje el bilbainísimo Txinbito, matriculado, como no podía ser de otra manera, en Las Palmas de Gran Canaria. En las dos horas aproximadas que ha durado el viaje por la Ría, la riada de datos ha sido tan grande que me es imposible reflejarla aquí (por no cansarme en un día de fiesta), pero os dejo unas fotos ilustrativas del recorrido.

Cinco años después ni hay sol ni está ya La Naval. Al menos sigue siendo fiesta y me he levantado más tarde (no digo a qué hora). No fui yo el que inventó aquello de que no hay mal que por bien no venga.

Acceso al gasolino en el lado de Barakaldo.

Dársena de Portu, con el recuerdo a los muertos del Cabo Quilates.

El Txinbito posa todo chulo.. En él hicimos el recorrido.

Las grúas de la Naval, también bastante altivas.

Livingstone supongo.

Altiva, decíamos, y alta, muy alta.

Portu, allí se hicieron novios mis padres, a pesar de vivir ambos en Barakaldo. Por algo siempre me ha gustado.

El hotel de Portugalete vs2.0, con sus antaño famosos bailes.

Nos adelantaron como locos...

De vuelta a casa con la pesca.

Trío.

Desembarcando la pesca.

El Saltillo, que fue propiedad de Juan de Borbón. En este barco se conocieron el Emérito y Sofía. Ahí queda eso.

Patrimonio de la Humanidad, enmarcando nuestra Ría desde hace 125 años.

Las queremos ver activas.

Barakaldo cien por cien (aunque sería realmente el 50%). El puente fue diseñado por el padre de Ana Torroja, la de Mecano.

Acabamos con el transbordo a tierra en gasolino. Fin de trayecto.


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