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Mostrando entradas de enero, 2022

VESTIGIOS DE UNA ÉPOCA INFAME

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Me suele gustar poner cosas en tono de humor. Hoy no va a ser el caso, como veréis. Afortunadamente, ninguno de nosotros lo vivimos, pero a finales de enero de 1933 subió Hitler al poder, es decir, hace ochenta y nueve años justos. Y ese adjetivo, justo, no parece propio para calificar el régimen que aquel señor con bigote instauró. Pero es que uno de los aspectos más inquietantes de aquella locura que recordamos aquí, es que consiguió el poder democráticamente, en un país en el que cuando Beethoven era niño ya había educación obligatoria (aunque no sé si en todos los estados que luego conformaron Alemania). A la gente le dijeron lo que quería oír, se les dio trabajo, comodidades, vacaciones y se les lavo (o se dejaron lavar) el cerebro. Menos de dos meses después, en marzo, ya habían establecido el primer campo de concentración, Dachau, al lado mismo de Munich. A partir de ahí, empezó una terrible carrera que finalizaría con aquel disparo en la Cancillería mientras los rusos entraban

REY POR UN DÍA

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Antes que algún “hacker” ruso obtenga la información ilícitamente de mi biblioteca de imágenes, voy a hacer una confesión que os va a asombrar. A finales de 2009, un día llegué a casa y mi mujer me lo dijo: “Vas a ser Rey”. “Y tú, mi Reina” - respondí pensando en que la cosa se ponía interesante”. “Pero es que vas a ser rey… negro” – continuó. Mi extrañeza fue máxima, pues me distingo de los de raza negra en dos aspectos: el color de la piel y otra cosa. ¿O era alguna extraña y desconocida perversión de mi consorte? No, lamento no poder seguir por ahí si es que os estaba interesando el asunto, pero aquello no era negro, era un marrón en toda regla. En un restaurante en que trabajaban unos amigos, necesitaban a tres personas para hacer de Reyes Magos. Lo propusieron un día en que estaba todo el grupo menos yo, y dos de los que estaban presentes se cogieron a Melchor y Gaspar. Como un servidor no estaba, no pude elegir y me asignaron el que estaba libre, y no se referían a Jim, el chico