“PA´BERNOS MATAO”
Pongo una frase típica de un amigo para encabezar esta entrada, pues u n aspecto ineludible del automovilismo de competición es el enorme peligro de sufrir un accidente. Yo lo comprendo perfectamente, pues para una de las pocas veces que cojo el coche, voy y lo rozo contra una columna del garaje. Para mí que se movió arteramente, pero la gente no me lo cree y eso que saqué el carnet a la primera, lo cual, dicho sea de paso, es mi máximo logro en el mundo del motor. Bueno, igual debo contar también que he completado el Mario Kart con todo victorias. Potencialidad hay, como se ve, aunque no se me quita tan fácil el recelo con el que miro a la columnita de marras. Y no me debería sonrojar pues hasta los mejores conductores han tenido graves percances, alguno de ellos fatales. Por ejemplo Giussepe Campari, brillante ganador de la Mille Miglia, en el circuito de Monza pisó aceite y se estrelló. Con él otros tres pilotos. Murieron Campari y otro conductor, salvándose los otros dos. Pero la c