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Mostrando entradas de septiembre, 2022

CHRISTOPHER WREN (1632 – 1723)

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Supe de Sir Christopher Wren al ver un reportaje sobre la londinense catedral de San Pablo, que era una de las pocas iglesias que conocía sin ir a Inglaterra, un poco menos famosa que esa Abadía de Westminster, tan vista con los fastos de Isabel II. Llamándose Christopher no desentonó haciendo iglesias, pero es que resultó que el señor Wren -que tuvo una larga vida de noventa años bien aprovechados- además de a la arquitectura, se dedicó a las mates, a la geometría o a la astronomía, entre otras enrevesadas materias. Parecido a mí de versátil, que lo mismo me dedico al ciclismo, al fútbol, al baloncesto o al tenis… desde la televisión de la sala. Se me alargaría mucho esta entrada si pormenorizara sus logros, por lo que os emplazo a la wiki si tenéis un mínimo de curiosidad. Diré brevemente, que si sus estudios han quedado opacados por el inexorable avance de la ciencia, su obra arquitectónica, que voy a calificar de magna, perdura. Todas las fotos que voy a poner son mías, salvo la de

KAMIKAZES

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Japón es un país donde el honor y el respeto ciudadano son señas de identidad nacional. Sirva para certificarlo una sencilla anécdota que me contaron: el narrador, visitante eventual del antiguo Cipango, se dejó olvidada una buena cámara de fotos en un banco de un parque. Se percató del hecho muchas horas después. Volvió al lugar y allí estaba, en el mismo sitio, intacta. Sospecho que eso no ocurriría por estos lares. Pues bien, con esos mismos valores, quizás deslumbrados por el Sol Naciente, crearon durante la Segunda Guerra Mundial una de las unidades militares más famosas de la Historia: los Kamikazes o Tokk ō tai, que no precisan demasiada presentación. Tampoco hace falta decir que desde nuestra visión europea, y por tanto, plena de razón occidental, todavía nos sorprende como jóvenes voluntarios, con toda la vida por delante, pudieron elegir un camino con tan poco futuro. Morir por el Emperador o por su país, era para ellos una muerte digna. Y si no lo era, se lo hicieron creer