PONGA UN SMITH EN SU VIDA

Hoy traemos a colación a un arquitecto importante que dejó su huella en Barakaldo: Manuel María Smith. Con ese apellido los más listos ya podrán adivinar que su árbol genealógico no era de larga tradición en Las Encartaciones. En efecto, su familia era de origen irlandés, donde ser Smith es como ser García en Albacete. Tan fuerte era el influjo irlandés que ya de cuna parecía obligado a ser en nuestra tierra uno de los adalides del estilo inglés. Ya sé que no es lo mismo, pero estamos hablando, al fin y al cabo, de unos isleños que hablaban raro.

A comienzos del siglo XX, desde los “meetings” políticos al “football”, todo lo que venía en la lengua de Shakespeare tenía predicamento en Bizkaia, fueras un currela del populacho o de la más rancia alta cuna. Así, muchos ricos, que me da que eran un poco “snobs”, recurrieron al bueno de Smith para que les diseñara sus residencias más ostentosas. Y los ricos eran los que mandaban en las empresas más importantes. Y la empresa más importante era Altos Hornos de Vizcaya. El mismo que ha acertado el origen de la familia de Smith, que adivine ahora, si tiene valor, qué arquitecto hizo los trabajos más significativos de AHV en Barakaldo. Pues sí, las oficinas generales de la empresa fueron diseño de Manuel María, en bello edificio en estilo de la Sezession Vienesa que aún se conserva (parcialmente). Debió hacerlo bien Manolito, ya que cuando pensaron en hacer otro sede más grande se volvieron a acordar de él a pesar de haber pasado más de treinta años (lo que es tener muy buena memoria). La mítica dirección, El Carmen, 2, es, por tanto, obra suya. Entre medias, no obstante, le encargaron las casas para los empleados de San Vicente, que nosotros también muy “snobs” diremos que son de estilo “Old English”. Los más llanos se referirán a ellas como las casitas de la Ciudad Deportiva. Ya me imagino al director de Altos Hornos de la época diciendo: Smith, haznos el proyecto para unas casitas en “Old English Style”, que no les quede lejos para tomarse un “relaxing cup of coffee in the” plaza de San Vicente.

Por si a los currelas de AHV el café les sentaba mal o, lo que también podía pasar, una pieza de acero les caía en la cabeza, también le encargaron hacer un hospital quirúrgico en las inmediaciones. Lamentablemente, cuando yo era pequeño, lo derribaron sin dejar rastro y construyeron en su lugar San Eloy, patrón de los metalúrgicos, única conexión que ha quedado con el origen siderúrgico del lugar. Pero nosotros, los de Barakaldo, años después todavía podemos sacar pecho diciendo que tenemos varias obras del mismo autor del Palacio Artaza, de diversas casonas del paseo de Zugazarte, del edificio Sota, del hotel Carlton y, si queréis meter el gol definitivo por la escuadra, del antiguo campo de San Mamés y del Stadium de la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929 (actual Benito Villamarín). Si eso no es nivel…


Smith, el mismo que viste y calza (muy elegantemente, como se ve).


Hospital Quirúrgico de AHV en su inauguración.



Entrada del Hospital. No soy ninguno de los que sale, ni con boina ni con tricornio.



Casa Cisco, en el Paseo de Zugazarte, Getxo. 

Palacio Lezama Leguizamón, en Getxo. Subiendo el nivel a tope y no hablo de escuchar rock duro.

Esto ya es Barakaldo hoy en día. Casas para empleados de AHV de San Vicente (1916). Foto mía.

Stadium de la Expo 1929 o Heliópolis. Transformado es hoy el Benito Villamarín.

Vista general del Stadium. Aunque busquéis, no vais a identificar a Joaquín. Aunque igual estaba ya en aquella época.



Carlton. Fue sede del primer Gobierno Vasco. Y sale en mi libro, lo que le prestigia tanto o más. Foto mía.

Antiguas oficinas de AHV. 1913. No me digáis que no se ve claro que es de inspiración Sezesionista Vienés. Foto mía.



El Carmen 2 (1946), sede de AHV, donde trabajaron mi abuelo, mi padre y mi tío, dándola prestigio, obviamente. Foto mía.

Y acabamos en una acogedora vivienda ideal para una familia con dos hijos. El Palacio Artaza. Foto mía.


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