REFLEJOS DE BARAKALDO EN GALICIA
Alguna vez leí que a Barakaldo se le había llamado la octava ciudad gallega (detrás de las capitales, de Vigo y de Ferrol). Y es que, aunque hasta hace poco no hubiera autopista que lo facilitara, miles de gallegos han llegado desde el oeste a poblar nuestras calles desde hace más de un siglo. No en vano tenemos el segundo Centro Gallego más antiguo del Mundo y el primero de Europa. Se preguntarán, quienes no me conozcan, si tengo antecedentes gallegos y me puede la morriña. Pues no, salvo que los centenares platos de pulpo “a feira” que he dejado casi sin necesidad de meterlos en el lavavajillas, me otorguen la condición de gallego preadoptivo. Todo esto viene a colación porque este año hicimos las vacaciones por tierras galaicas. Al principio casi no me di cuenta, pero luego fui consciente de que mirara a donde mirara, sentía que estaba como en casa (a pesar de haber estado en Galicia sólo tres veces desde 1985). Ha podido ayudar a ello el que desde mi habitación se oyera perfectamente todos los 25 de julio la música de las Fiestas de Santiago Apóstol y que ese día soliéramos despertarnos con los cohetes que a modo de gallo pirotécnico rasgaban con estruendo la tranquilidad de la jornada patronal. Pero como las cosas hay que demostrarlas, a continuación van unas fotos hechas por mí, tanto de Galicia como de Barakaldo, en la que se ven enormes paralelismos en cosas no precisamente menores. Juzguen ustedes.
El Hospital de Cruces, uno de los orgullos de Barakaldo, confrontado con su hermano el Hospital General de Vigo, obras ambas del arquitecto bilbaíno Martín José Marcide. |
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