DETROIT NO CARBURA

El motor económico de la ciudad de Detroit petardea. No lo digo en vano. En sesenta años, la capital del automóvil estadounidense ha pasado de más de 1,8 millones de habitantes a poco más de 600.000. Además, como se suele decir, siempre se van los mejores, en este caso, algunos de los que tenían razonables expectativas en otro lugar, quedándose muchos de los desesperanzados, por lo que el bajón no sólo ha sido económico sino también social. Una de las cifras que evidencian lo anterior es que quedaron unos ochenta mil edificios abandonados. Sí, no me sobran ceros. Igual ahora ya no hay tantos, pues más de uno de esos ya habrá sido demolido convenientemente, pero hasta el espíritu más insensible se sorprenderá al ver las tomas que los fotógrafos Yves Marchand y Romain Meffre hicieron sobre la decrepitud de la otrora potente ciudad industrial. El espíritu liberal con el que funcionan en los EE.UU. dice que lo que funciona, persiste y lo que no, desaparece. Desde luego, será una ley bastante natural, pero bajo mi criterio, aplicarla directamente a la sociedad humana conlleva unas pérdidas que pueden ser inasumibles. En la ciudad de la General Motors ha pasado. En cuanto las cifras de ventas de aquellos haigas de morro superlativo empezaron a descender, todo se vino abajo poco a poco. Supongo que hay más explicaciones que esta tan sencilla, pero hoy lo que quiero mostrar es el efecto, ya que son las fotos las que han motivado este escrito. Ahí van.



Antigua fábrica de automóviles Packard.

Eastown Theatre. Tenía un aforo de 2500 espectadores. Los roedores no ven cine ni teatro, por lo que parece.

Antigua biblioteca. No se han molestado ni en llevarse los libros. ¿Para qué? También ha quedado para ratones de biblioteca.



Iglesia presbiteriana abandonada. Al menos han dejado la bandera.



Bello arco en la vieja Packard.

Esta casa es una ruina, para Tom Hanks o para cualquier otro.

United Artist Theater. No parece que la cultura tenga mucho atractivo por allí ahora.



Son pianos de cola, pero para aquellos yankees deben ser de colilla, pues así los dejan tirados. Sala de baile del hotel Plaza.

Edificio Farwell. Os tengo que dar la buena noticia que lo han rehabilitado.

Otra más de la Packard, con mucho más difícil arreglo.

Hall de la estación de tren. 

La estación de tren vista desde el exterior. Al menos, la bandera que no falte.



Y para acabar, deciros que no sólo dejan morir viejas glorias. Por ejemplo, en la foto de la Wiki (autor Ian121289S), se ve el estadio en el que jugaban los Detroit Pistons hasta 2017 (a 40 km del centro). Como quedó en desuso, fue demolido convenientemente. No se andan con chiquitas estos gringos.




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