TRANSATLÁNTICOS
La mayor máquina que ha construido el hombre a lo largo de toda la historia es un barco, un petrolero más exactamente (el Knok Nevis o Jahre Viking, entre otros nombres). No obstante, dejando a un lado a los protagonistas de azarosas aventuras guerreras navales, los barcos más míticos han sido los transatlánticos, auténticos palacios flotantes, concepto con especial éxito –casualidad- entre los viajeros de primera clase. No es mi caso, aunque lo de navegar no me es totalmente ajeno, pues no en vano tengo en mi haber las travesías del Estrecho de Gibraltar, de Tenerife a la Gomera o de Valencia a Ibiza, además de algunos garbeos turísticos por aguas cercanas al puerto de salida. Vamos, que no he surcado los Siete Mares ni he tenido un amor en cada puerto, lo que no me impide escribir estas breves líneas sin parecer indigno. Y una de las cosas que me gustan es que los barcos tienen un nombre propio y una historia que queda reflejada en su bitácora, prueba de lo bien que trabajan los mari